(extra) 14/10/17 Paula Bonet charla en la terraza del Reina Sofía.

Paula Bonet es una conocida pintora, ilustradora y escritora española. Es reconocible por su estilo de mancha suelta y el uso de la técnica aguafuerte en gran parte de sus obras.

paulabonet

Fotografía de internet.

Estudió Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia y su familia la apoyó en su carrera artística. Ha hecho numerosas exposiciones y escrito varios libros. Sus libros más conocidos y los que le han dado bastante renombre son Qué hacer cunado en la pantalla aparece The End (2014), 813, Truffaut (2’15), La Sed (2016) y Quema la memoria (2017).

Fotografía de internet.

Asistió a la terraza del Museo Reina Sofía de Madrid, invitada por la marca de vermut Cinzano, para hablar sobre su trabajo y su libro La Sed, mientras realizaba una ilustración. También respondió a las preguntas de sus seguidores.

Fotografía de internet.

La artista habló un poco sobre su formación artística y de los murales que pintó en México y Chile, experiencias que recuerda con mucho cariño y que afirma le aportaron mucho a su vida y formación como persona.

En cuanto a su trabajo, al ser autónoma, sus ingrasos no son siempre los mismos. Los grandes encargos le benefician más económicamente hablando, ya que buscar editoriales para sus libros le resulta más difícil. Pero está muy contenta con la editorial con la que trabaja actualmente, ya que le deja mucha libertad creativa.

Defiende que «Narra, no escribe. No cuenta dónde y cuándo, sino que crea imágenes». Sus libros mezclan ilustraciones y textos propios, que juntos narran la historia y se complementan.

Este libro en concreto se divide en 10 capítulos, y estos en 3 partes: rígida (grabados y líneas duras), narrativa (dibujos y narración de cómic) y abstracción (pintura). El tema general son las mujeres importantes de la historia que fueron ignoradas u olvidadas. A pesar de su gran importancia, como ya he dicho, fueron silenciadas o simplemente olvidadas por el mundo, algunas incluso llegaron a suicidarse («A la hora del suicidio las mujeres no escogemos las cuerdas»), por eso la artista quiere darles visibilidad, enlazándolo con la actualidad de la lucha del feminismo. Narra el suicidio metafórico de la protagonista, influenciada por esas artistas anteriormente mencionadas.

El libro repite desde el principio una frase clave y elementos como pájaros muertos, que hacen consciente al lector del tema tratado y que se enfrenten a la realidad. Gran parte de los capítulos comienzan con frases de algunas importantes mujeres históricas.

A continuación, respondió a varias preguntas de un representante de la marca y sus seguidores, que he resumido de la siguiente forma:

  • ¿Has cambiado? ¿Te transformas a la hora de pintar o escribir? Sí, todos nos transformamos con el mundo, siempre en continua construcción. Cambiamos según lo que nos gusta y nos disgusta. Y a veces por pensar más en la aceptación exterior que la propia., pero eso es el error más grande. Debes querer tu obra y nutrirte de la de otros, pero no competir con ellos, sino contigo mismo. Todos aprendemos de todos.
  • ¿Por qué todos los autores que se estudian son hombres, a pesar de la existencia de mujeres igualmente interesantes y exitosas en sus campos? Porque se educa en el conformismo y en una sociedad tradicionalmente machista. También nos educan con miedo al error, pero hay que hablar y equivocarse para aprender en cualquier sentido. A veces hay que romper los cánones estalecidos.
  • ¿Eres perfeccionista? ¿Sufres o disfrutas creando? Me encanta mi tabajo, estar horas sola trabajando en mis proyectos, y sí, soy perfeccionista y cada vez más, y mi idea del arte cambia al mismo tiempo. Cuando pinto me gusta tener un café, música y estar sola, desconectada del móvil y de las redes. Empecé formándome muy bien, académicamente, para posteriormente romper las normas, pero al final llegué a la conclusión de que las técnicas son solo un medio de expresión.
  • ¿Qué es mejor: forma o concepto? Al final lo importante es la comunicación, el mensaje, no importan las herramientas que se usen si tu propósito se cumple.
  • ¿Qué opinas de las redes sociales? Están bien para interactuar con gente a la que le gusta tu trabajo, pero es malo cuando te obsesionas con el número de seguidores y esas cosas. Para mí son un escaparate, solo las uso por trabajo, no me gusta hablar de mi vida privada ni que esta se mezcle con mi trabajo. También es bueno económicamente repetir un patrón de lo que funciona, pero beneficia más hacer obras de corazón. Yo no pido opinión, simplemente expongo mi trabajo y hablo de él, y el feedback es muy positivo. A partir de 813 cambié mi forma de gestionar mis redes y dirigirme al público.
  • ¿Qué opinas de los jóvenes artistas? Creo que haber nacido en esta época de redes sociales todo está muy conectado, y esto es algo positivo. El problema de los artistas mayores es no haber crecido con ellas. Los jóvenes están más familiarizados y preparados en este sentido.
  • ¿Cuál es tu sueño actual? Seguir haciendo lo que me gusta y un taller propio más grande. The End funcionó tanto que tenía miedo de que de verdad fuese el final, pero me alegro de que me haya pasado a los 30 y no a los 20 por la definición de éxito que nos enseñan. Para mí, el éxito es poder vivir haciendo lo que me gusta.
  • ¿Qué te parece la música? ¿Qué te transmite? ¿Notas diferencias o semejanzas con otras artes? El primer concierto de música clásica a que fui fue un regalo. Me encantó, salí como si se tratase de un psicólogo. No sé mucho de música, pero me llena y me inspira y ayuda en procesos artísticos. Todas se nutren entre ellas.
  • ¿Qué es lo primero que piensas cuando te hablan de Chile? Amor. Siempre que puedo me escapo hacia allí, es un refugio maravilloso, el primer lugar en el que estuve completamente sola, «lo humano es estar solo». Cambió radicalmente mi punto de vista, pasó de Bellas Artes, muy estructuradas y académicas, a Chile, sin ninguna estructura preestablecida.
  • ¿Cuándo pusiste ese género social y comunicativo en tus obras? Cuando publiqué The End. Ahí empecé a investgar más y a ser invitada a charlas. Allá donde iba invitada, eran charlas solo de mujeres o si no era la única mujer entre hombres, y no se hablaba de mi obra igual que de la de mis compañeros. Eso causa gran molestia, pero hay que luchar por esa igualdad que debería haber.
  • ¿Crees que el arte es lucha? El arte es lucha y política.

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